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10 de noviembre de 2010

La posmodernidad es algo… posmoderno.

Existen supuestos, presupuestos y prejuicios acerca de la posmodernidad que generalmente alejan la discusión de lo discutido propiamente. Así, preguntarnes por la posmodernidad (pienso yo), tendría que comenzar por preguntarnes por la pregunta misma. ¿Qué nes interesa de la pregunta?, ¿el concepto?, ¿la sociedad?, ¿nosotres mismes?

Una respuesta a esta cuestión sería contemplar la posmodernidad como un periodo histórico, lo que nos ganaría claridad al enmarcarla en una disciplina, y a partir de ahí la discusión podría ser dejada a les expertes. Sin embargo, en tanto que la palabreja se utiliza para designar una experiencia social, describir el estado anímico de les individues de una época o región, y en este sentido se utiliza para hablar de nosotres, parece importante avocarnes con nuestras pobres herramientas para comenzar a reflexionar sobre ello. ¿Recuerdan la jalada esa de la generación X?

Aunque la cuestión personalmente me jodía porque me tocaba, ya que sirvió para estigmatizarme, creo que hay algo más que un anatema en el uso social del término. Como todas las cosas, la posmodernidad en su sentido de espíritu de una generación tiene sus cosas positivas y negativas. La propuesta es que hablemos de posmodernidades. Así, a continuación la muestra de una de ellas



Sin embargo, la apatía social y el desencanto de la modernidad no están necesariamente ligades. Una posmodernidad interesante se ubica pensando que se nos ha muerto Dios, se nos ha muerto el Estado, se nos ha muerto el padre y hasta la familia, lo que nos deja soles con nosotres mismes. En este contexto, la responsabilidad queda estrictamente en nuestras manos. La responsabilidad de nuestros actos y del mundo que vivimos.

Al respecto, se ofrece un texto de fácil digestión y que se espera comenten, y en cualquier caso, esta historia continuará…

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